La tiranía de las buenas intenciones – libro nuevo

En el libro  The Tyranny of Good Intentions [La tiranía de las buenas intenciones] Paul Craig Roberts y Lawrence Stratton muestran que mucho antes del 11-S el derecho en EE.UU. había dejado de ser un escudo del pueblo y se convirtió en un arma en manos del gobierno.

El evento conocido como 11-S fue utilizado para colocar al poder ejecutivo por sobre la ley. A condición de que el presidente apruebe un acto ilegal, los empleados del poder ejecutivo ya no tienen que rendir cuentas ante la ley que lo prohíbe. Por autoridad del presidente, el poder ejecutivo puede violar, sin sufrir las consecuencias, leyes de EE.UU. contra el espionaje de estadounidenses sin mandato judicial, detención indefinida y tortura.

Muchos esperaban que el presidente Obama restableciera la responsabilidad del gobierno ante la ley.
En su lugar, fue más lejos que Bush/Cheney e impuso el poder inconstitucional no sólo para mantener a ciudadanos estadounidenses en prisión sin presentar cargos, sino también para matarlos sin que sean condenados por un tribunal. Obama afirma que a pesar de la Constitución de EE.UU., tiene autoridad para asesinar ciudadanos estadounidenses de quienes piensa que constituyen una “amenaza”, sin el proceso debido.

En otras palabras, cualquier ciudadano estadounidense que es catalogado como amenaza carece de derechos y puede ser ejecutado sin juicio o evidencia.

El 30 de septiembre Obama utilizó ese nuevo poder hecho valer por el presidente e hizo asesinar a dos ciudadanos estadounidenses, Anwar Awlaki y Samir Khan. Khan era un personaje excéntrico asociado a Inspire Magazine y no venía fácilmente a la mente como una amenaza seria.

Awlaki era un clérigo musulmán estadounidense moderado quien sirvió de asesor al gobierno de EE.UU. después del 11-S sobre maneras de contrarrestar el extremismo musulmán.

Awlaki fue gradualmente radicalizado por el uso de mentiras por Washington para justificar ataques militares contra países musulmanes. Se convirtió en crítico del gobierno de EE.UU. y dijo a los musulmanes que no tenían que aceptar pasivamente la agresión estadounidense y que tenían derecho a resistir y defenderse. Como resultado Awlaki fue satanizado y se convirtió en una amenaza.

Sólo sabemos que Awlaki pronunció sermones críticos de los ataques indiscriminados de Washington contra pueblos musulmanes. El argumento de Washington es que sus sermones pueden haber influenciado a algunos que son acusados de intentar actos terroristas, responsabilizando por lo tanto a Awlaki por los intentos.

La aseveración de Obama de que Awlaki era algún tipo de agente de “al Qaida” de alto nivel es sólo una simple aseveración.

Jason Ditz concluyó que el motivo para asesinar Awlaki en lugar de procesarlo es que el gobierno de EE.UU. no poseía evidencia real de que Awlaki fuera agente de al Qaida.
fuente: http://joanfliz.blogspot.com/



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